La decisión de que la identificación de los antidisturbios fuese más visible y más fácil de recordar fue promovida por Amnistía Internacional y la asociación Irídia, ambas implicadas en la defensa de los derechos civiles. En noviembre, el pleno del Parlament aprobó una moción que asumía la propuesta, y lo hizo con el apoyo de todos los grupos parlamentarios, a excepción de PP y Ciudadanos, que se abstuvieron. Debía estar lista en seis meses como máximo.
Este miércoles el director de los Mossos, Pere Ferrer, anunció que ya habían puesto hilo a la aguja. “La propuesta [del NOP] está cerrada por la jefatura. Se corta en tres dígitos el actual y estará detrás, delante y en el casco de todos los agentes de orden público”, explicó en la Comisión de Interior ante el resto de formaciones políticas. “¿Podríamos saber un calendario?”, inquirió el diputado de En Comú Podem Marc Parés. “Tan rápido como sea posible, con lo que nos marca la ley de contratación. Deberán ser procedimientos reglados, pero tan rápido como este mecanismo nos permita”, subrayó Ferrer.
El día antes, el propio jefe de la Brimo avisó a sus agentes de la decisión tomada por la cúpula de los Mossos, que no ha sentado bien en las unidades antidisturbios. Los responsables de esa área del cuerpo presentaron un informe donde proponían acortar el número, tal y como pedía el Parlament, y asimilando el tipo de numeración al que usan la Policía Nacional y la Guardia Civil en la espalda, pero no el hecho de que debiesen llevarla por triplicado, según fuentes policiales.
“Estamos hartos de ser los más fiscalizados. No hay ningún cuerpo policial que vaya identificado delante, detrás y en el casco”, critica Toni Castejón, portavoz del sindicato mayoritario Sap-Fepol. “Es ese mensaje de desconfianza, como si la mala praxis fuese habitual y como si ahora no se pudiese ya denunciar”, lamenta. Los sindicatos han estado al margen de la decisión. “Es indignante que no nos hayan tenido en cuenta”, añade, y reprocha la premura con la que se ha llevado a cabo. “Se aprobó en noviembre, y en enero ya lo tienen todo listo. Ojalá fuesen tan rápidos para todo”.
El NOP es un código alfanumérico que los agentes utilizan en las actuaciones policiales pegado en la espalda del chaleco con velcro. A cada mosso se le atribuye un NOP cuando ingresa en los antidisturbios, pero no se corresponde con su número profesional (TIP). Cuando la abandona, se da de baja.
La medida supondrá un gasto, que el Departamento de Interior no ha cifrado. “Tenemos las furgonetas que se caen, pero en eso no invierten”, critica Èric Alsina, portavoz de la Asociación Profesional de los Mossos d'Esquadra, que asistió a la Comisión de Interior. Como el resto, se queja de que les han mantenido al margen del proceso de decisión. “Cuando son cambios para facilitar las identificaciones, se hacen rápido; cuando son para nuestra propia seguridad, entonces ya no tanto”, insiste. Y subraya la falta de material de los agentes, muchos de los cuales todavía desconocen la decisión tomada por la jefatura de la policía catalana.
“En la Brimo hay gente que no tiene ni la boina, las furgonetas están destrozadas, pasadas de kilómetros, pintadas... Para lo que interesa sí que hay dinero, pero para este tipo de cosas, no. Ese es el mensaje que se manda a la Brimo”, resume Castejón.
La asociación Irídia celebró la medida como un “gran avance para la sociedad”, pero lamentó que llega de manera tardía porque no los agentes no pudieron usarlo durante las manifestaciones tras la sentencia del procés.